Desayuno, explora Petra: ninguna visita a Jordania estará completa sin haber visto la capital del antiguo reino nabateo, Petra. La ciudad perdida de Petra, excavada en su totalidad por el hombre en las rocas de arenisca de color rojo rosa, pone a prueba tu imaginación. Su lugar místico y glorioso, un eterno homenaje a una civilización perdida. Petra fue el punto de encuentro central de las rutas de las especias nabateas que se originaron en el Golfo Pérsico, el oeste de Arabia y el Mar Rojo. Hace unos dos mil años, Petra se convirtió en la capital del Imperio nabateo. La ciudad fue tan famosa que uno de sus reyes, Aretas IV, incluso se menciona en la Biblia. La riqueza natural de la zona montañosa se combina de manera soberbia con la cultura refinada y la arquitectura maciza de los nabateos, que esculpieron sus teatros, templos, fachadas, tumbas, monasterios, casas, caminos íntegramente en rocas de arenisca rosa-rojiza. No es de extrañar que la UNESCO haya incluido a Petra en su Lista del Patrimonio Mundial. Se entra en Petra pasando el Siq, un desfiladero profundo y estrecho, al final del cual, de repente, aparece dramáticamente el monumento más famoso de Petra: al-Khazneh o el Tesoro. Quizás lo reconozcas como el escenario de la secuencia final de la película 'Indiana Jones y la Última Cruzada'. Pero el Tesoro es solo el comienzo. Caminando y escalando en Petra, se le revelarán cientos de edificios tallados en piedra y erosionados a lo largo de los siglos en fabulosos muros multicolores. Traslado de regreso a Amman, cena y alojamiento.